David Arnás Bravo
La vocación artística de David Arnás Bravo (Madrid, 1976) es heredada. Es hijo de artista y, por tanto, técnica y entendimiento, en una primera etapa de iniciación, corresponden a su magisterio. Su posterior evolución hacia un vocabulario pictórico personal surge de la búsqueda del qué querer contar y, en la mayor parte de las obras, sugerir.
Habiendo estudiado publicidad y marketing, fotografía y cómic, comenzó a exponer muy joven en colectivas con una obra muy cercana a una figuración narrativa. Su interés se centraba en el individuo, sus ritos y circunstancias, y en el desasosiego e inquietud de su extraña realidad. En un momento dado se planteó una nueva forma de expresión y decidió dividir al artista en dos. La creación de morfologías imaginarias a través del ejercicio de la libre composición de objetos, formas y volúmenes basada en la pureza del dibujo a línea, se revelaban como un camino a explorar. Los colores primarios, pastel o flúor serían protagonistas y todos los elementos de esta nueva obra mostrarían una espontaneidad insólita para él mismo. Esta nueva naturaleza concebida en el desarrollo de geometrías orgánicas, entramados metálicos o artefactos destinados a un fin indeterminado acabaría formando parte de un lenguaje al que acudir para crear un mundo microscópico o, tal vez, un cosmos inagotable.